"Eduardo Duhalde aceptará hoy la renuncia de Aldo Pignanelli a la presidencia del Banco Central. El principal candidato a sucederlo sería el actual superintendente de entidades financieras, Jorge Levy, un hombre con pocos antecedentes en temas de política monetaria pero de la absoluta confianza del Presidente.
El entorno más estrecho de colaboradores de Duhalde confirmó el alejamiento de Pignanelli recién anoche. Pero la decisión se había empezado a cocinar el viernes último. Todo empezó a bordo del avión presidencial Tango 02, cuando Duhalde volvía de Brasil, con el ministro Roberto Lavagna sentado a su lado. Las casi dos horas de vuelo hasta aterri zar en el Aeroparque Jorge Newbery fueron aprovechadas por Lavagna para tratar de convencer a Duhalde de la necesidad de realizar el cambio. "Me empioja todas las negociaciones" habrían sido las palabras que utilizó el ministro para darle a entender al Presidente la necesidad de aceptarle la renuncia, que Pignanelli había presentado el jueves ante el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof.
Ese viernes Lavagna se quedó en Buenos Aires y Duhalde siguió hacia el Sur. Durante el fin de semana el Presidente terminó de convencerse de que ya no era posible mantener un foco permanente de disputa que algunos podrían interpretar como una pelea entre dos liderazgos. "Duhalde entendió que no podía admitir que la conducción de la economía se dividiera entre dos cabezas", le dijo anoche a Clarín un estrecho colaborador presidencial.
Otra fuente admitió que la decisión se tomó con un oído puesto en "los mercados". "El Presidente interpretó que esta solución es la mejor, porque dejarlo a Pignanelli hubiera sido leído como un debilitamiento de Lavagna, y ése es un riesgo que por ahora no quiere correr".
Lo cierto es que en poco más de seis meses de gestión, Lavagna se sacó de encima a dos presidentes del Banco Central. En junio presionó a Mario Blejer hasta hacerlo renunciar. En ese momento, las diferencias entre ambos giraban en torno al programa monetario que había que presentarle al FMI. Lavagna creía que la política monetaria del BCRA era muy restrictiva y ahondaría la recesión.(...)
A Lavagna no parece incomodarlo el hecho de confrontar con una de las banderas que el FMI y la comunidad financiera mantiene bien alta: la independencia del Banco Central, reclamada puntualmente en los borradores de carta de intención que se intercambian el Gobierno y la burocracia del Fondo.
"Es un enunciado muy lindo, pero no para aplicar en medio de esta tremenda crisis. Ahora lo que se necesita es un Banco Central alineado con la política económica" suelen decir, en privado, los colaboradores de Lavagna. (...)"
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