"Pero mi momento favorito en el libro es la historia (que quizá muchos conozcan pero yo ignoraba) sobre “Mañana en el Abasto”: Mollo había armado una batería con delay en uno de los palillos, sumaron una guitarra y el bajo de Arnedo y quedó algo climático, aéreo, como de Brian Eno, que les encantó a todos. Entonces Luca le agregó la voz. Y todos lo quisieron matar: había arruinado el tema con esa letra infantiloide, que además estaba cantada fuera de tono, desafinada. Hasta que Mollo se lo hizo escuchar a Spinetta y el Flaco dijo: “Qué letra más impresionante, y qué bien cantada que está”. Así se dieron cuenta los Sumo del pedazo de tema que tenían grabado, del regalo de despedida que Luca les dejaba antes de irse a su cielo con diamantes."
Fuente
En el bicentenario de la batalla de Ayacucho
Hace 8 horas
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