Copio, reformulo y amplío dos comentarios que deje en La cosa y la causa.
Creo que para entender el odio hacia el kirchnerismo, hay que entender primero como se construyó el odio hacia los "negros". "Estos negros de M" ya es una categoría que pertenece a esos tres o cuatro puntos sobre los cuales los hijos de la vieja europa se han puesto de acuerdo desde hace bastante tiempo. Al que sumamos las ganas de que se vayan los K.
Otra cosa que podría sumarse, y complementarla a la causa anterior sería: el conflicto con el campo duró demasiado. Al tercer mes, hasta yo me preguntaba, junto con un amigo que acompañaba mis pensamientos anti-sojeros, ¿Hasta cuando con esto? La incertidumbre prolongada nos lleva al hastío. Ese desorden, esa no culminación. Desorden, como el que los clasemedieros pueden, acaso, percibir al considerar a la "negrada". Su estética desordenada, el desorden que "provocan" con sus "delitos", "los negros y el desorden de la inseguridad". D'elia y la ñapi. D'elia y la ñapi pueda acaso ser el primer nexo que encontramos para explicar el odio. A la casa le faltó orden durante aquel bolonqui, y en el desorden se intensifica el bombardeo mediático, y las apariciones públicas de D'elia, antes solo criticado por Leuco por cortar unos alambres. Nada masivo.
Ya que ¿Cual es el solamente el odio que, hoy por hoy, puede superar el odio hacia el kirchnerismo? El odio a lo que el inconsciente (no tanto) colectivo llama "los negros". De alma, claro.
Y puede que haya una suerte de yuxtaposición allí. Complementariedad.
Osea: lo que buscamos es la causa del odio. El primer paso. Y yo creeería que viene por allí.
Aclaración: esto, con respecto a la masa apolitizada. Es decir, no acusamos de racistas a los politizados, militantes de otros partidos, que poseen otras ideas, opositores comprometidos, partes interesadas (sojeros, etc), etc.
Pero no huyamos de "lo otro", y démosle lugar a la soberbia de Cristina. Todos, en nuestra vida personal, odiamos a los soberbios, a los que se la creen, a los que nos quieren enseñar o pasar por arriba de nuestros esquemas. Aunque, y como diría Dolina, lo malo de la soberbia radica en que el soberbio sea un pelotudo. Pero aquel razonamiento quizás no sea compartido por los más, aquellos que odian al kirchnerismo. La soberbia es soberbia y punto. Sin importar el contenido, y la odiamos por eso.
En el bicentenario de la batalla de Ayacucho
Hace 8 horas
1 comentario:
Como dice la Chiqui "Yo soy rubia por dentro y por fuera" no como esos negros peronchos K
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